La crisis ha
deteriorado muy rápidamente el estado del bienestar español que, por
otra parte, ya era débil, y si no que se lo pregunten a las familias y
las escasas ayudas que en el periodo de vacas gordas obtenían del
Estado.
La política del
Gobierno español de reducir el déficit público, y de una manera mucho
más rigurosa para las Comunidades Autónomas que para el propio Gobierno
central, empeora todavía más las cosas, porque en los presupuestos
autonómicos la parte del león y con gran diferencia se la lleva el gasto
de Sanidad y también el de Educación, que no está incluido en estos
cálculos.
“Nadie quiere ser hoy como España. España solo vale para el flamenco y el vino tinto”.
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